Antes que nada quiero dedicar mi entrada a Toni, mi marido, porque hoy es un día un poco más especial que el resto, hoy hace, ni más, ni menos, que 14 años que empezó nuestra andadura en ésto del amor. ¡Te quiero mucho, mucho!
Nosotros la Semana Santa la pasamos en el pueblo, Albatana, que es el mejor rincón para desconectar de la ciudad, del tráfico, del ajetreo y el aburrimiento de la monotonía.
Hemos ido a las procesiones, a Jorge le encanta ver los santos como él dice. Allí serán cortas, habrá pocas imágenes y poca gente, pero para mí son las mejores. Hay procesión miércoles, jueves, viernes y domingo. Aunque yo no sea muy devota, a mis hijos les encanta verlas, pero como no saben el protocolo todavía los puedo convencer para verla desde una esquina y me ahorro el paseo, trucos de madre.
Lo que más me divierte de éstas cosas es escuchar las teorías de Jorge, como por ejemplo, que a la virgen se la comió un tyranosaurus rex, o la pregunta del otro día: - ¿mamá es que Jesús es un zombie?. Creo que esto de la religión es más divertido y emocionante desde su punto de vista.
Además de procesiones, en Albatana, también se puede disfrutar de la tradición al tambor, y a mí es la parte que más me gusta, ponerse la túnica, zapatillas cómodas y tu tambor al hombro. Me divierte y me emociona ver que a mis hijos les va gustando cada año más. Hacemos lo posible por ir y que desde pequeños vivan éste tipo de tradiciones y continúen con ellas una vez que crezcan. Por no decir lo emocionante que es para ellos ese "zurrir", la vibración producida por el ruido y el barullo de tambores. Para ellos y para mí, lo escribo y se me eriza el bello de acordarme.
Entre tanta actividad hemos tenido tiempo como siempre, de disfrutar de los amigos y la familia y de hacer las visitas obligadas a todos los animales del entorno, poni, cerdos, ocas y gallinas son algunas de las especies a examinar.
Sabéis esos que dicen que tener hijos no te cambia la vida, mienten, tener hijos le da la vuelta por completo a tu mundo, lo pone todo del revés. Cambia tus preferencias, tus preocupaciones y tus puntos de vista, por no mencionar los horarios y las costumbres. Antes Semana Santa era época de desfase, días enteros sin dormir, bebiendo y reventandote los dedos con el tambor. Pero también os digo que es el mejor cambio que he sufrido en mi vida y que por nada del mundo volvería a vivir sin ellos.
En fin que a todo aquel que no conozca la Semana Santa de la zona les recomiendo hacer una visita el año que viene, porque es algo diferente y muy digno de ver.
Y hasta aquí mis cortas, pero intensas, vacaciones. Mañana más y mejor.
Aquí dejo algunos de los momentos:
Es más grande el tambor que ella |
Algún día os hablaré de la pasión de Jorge por la música |
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