Bueno, bueno...con un colacao mañanero y un par de tostadas con mantequilla y azucar os cuento que hoy por fin viajamos al pueblo, a ver a la familia, a achuchar a padres que los echo tanto de menos...y a disfrutar a lo loco de ser malos padres durante, al menos una noche. ¡Quien tiene un pueblo, tiene un tesoro!
Saboreando el dulzor de la miel en mi colacao, tengo que decir que el airazo que está haciendo éste invierno me tiene la cabeza del revés, lo que me faltaba a mí, pensaréis, pues sí...
Y ya a medio mi vaso y finiquitadas mis tostadas, confieso que me he vuelto una madre paranoica, que soy una plasta con mis hijos y que tengo que volver a relajarme y a pasar un poco, y sólo de vez en cuando, de los malos modales de unos niños de 6 y 2 años.
Como me parece muy liviano el desayuno, mojando alguna galletica, termino éste desayuno diciendo que a partir de la semana que viene empiezo un propósito de ejercicio diario que me permita lucir michelín éste verano, pero de una manera moderada, que tampoco me quiero quedar escuchimizá.
Y ahora sí recogiendo la mesa,me despido hasta el viernes que viene con cuerpo de vacaciones y energía a tope para ¡liarla parda mientras pueda!
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