EL CAFETICO DE LOS VIERNES
Las cosas han cambiado tanto por aquí desde que no nos leemos, he crecido (más bien a lo ancho), he "inmadurado" un poco más, he jugado, leído, cantado y corrido destortoladamente por alguna cuesta abajo...Incluso he cambiado mis colacaos por un exquisito té.
Empezando ese humeante té e hincando el diente a una deliciosa tostada con su tomate, su aceite y su pizca de sal, vengo a contaros que ¡LO CONSEGUÍ! he sobrevivido al 2017, y he salido, además, ilesa. "Semejante tontería" pensaréis vosotros, pues ¡NO! cada día hay que celebrarlo como la mejor de las victorias, porque poder vivir un día más, con sus quejas, sus quebraderos de cabeza, sus prisas y todo, es el mejor regalo.
Otra cosa os digo, el 2018 se presenta intenso, y estoy deseando afrontarlo, eso sí le he pedido calma, que tienen estos años mucha prisa siempre. Y volver a vivirlo con el mismo despropósito que los anteriores.
Ya con la mitad del desayuno ventilado y pensando en que me debería comer un algo de chocolate, que los viernes las calorías no cuentan, porque la adrenalina de la euforia las elimina, os digo que últimamente mi paciencia es reducida, sobre todo con los nenes, y eso me lleva con dolor de cabeza, porque quiero seguir molando, así que voy a darle duro este fin de semana a la búsqueda de información sobre como recuperarla, si encuentro algo interesante y efectivo os lo cuento.
Y hablando de fines de semana, ¡SON LAS FIESTAS DE ALBATANA!, lo siento hígado pero te voy a dar guerra, ahora soy estudiante y es lo que nos toca.
Bueno y corto el rollo que ya ni migajas quedan de lo que fue mi desayuno...Besicos y abrazos apretaos hermosos míos. Nos leemos otro día.
¡BUEN FIN DE SEMANA!