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sábado, 5 de mayo de 2018

Crónica de una madre estudiante. Capítulo III

VERÓNICA


Mis aventuras de estudiante siguen, y os diré que, a pesar de ser agotador, lo estoy disfrutando mucho, esa sensación de poder con todo,ese sabor que te deja el momento de superar un nuevo examen, o de un enhorabuena de cualquier profesor, compañero, amigo o familiar.

 Me está dando libertad, la libertad que nunca me he atrevido a reivindicar desde que soy madre, muchas veces nos aferramos a la idea de que el papel de madre es de servicio 24 horas, disfrutamos nuestros momentos, sí, pero siempre acompañados de la culpabilidad que te aporta el dejar a los niños, el pensar que todo el tiempo es poco para dedicarle a ellos, el ¡madre mía!,¿ que estarán haciendo...? Que también os digo una cosa, a las madres y padres principiantes, con forme se hacen mayores esa culpabilidad mitiga, hasta los 9 que llevo yo, luego igual se agrava al ver los resultados en la pubertad.

En fin que aunque duro, es muy gratificante y aparte de todo los sentimientos de superación que me aporta, también me ha puesto en el camino un grupete muy majo de personillas que me van ganando poco a poco y de las que aprendo cada día.

En este capítulo la protagonista me tiene fascinada, una persona que a sus 20 años sigue sobreviviendo a esta sociedad sin haber tenido un teléfono móvil, admiración absoluta, porque a pesar de ello, o gracias a eso, es una mente creativa, totalmente resolutiva y con unas capacidades absolutamente increíbles. Ella tiene los ideales totalmente definidos, defensora acérrima de lo que cree que debe defender.

De su madre, inconsciente ella de esto, aprendo que mi teoría de que hay cosas prescindibles e innecesarias para los hijos, y que estos tiempos que corren nos llevan a mimar en exceso a los niños sin valorar lo suficiente los contras de ello. Pero también me enseña la situación de que llega una edad en la que nos tenemos que parar y olvidarnos de que somos madres o padres y escuchar a esos chavales, camino de ser adultos, y tomar sus necesidades como algo a tener en cuenta.

Y pongo final a este nuevo capítulo alegando también y tirando una lanza a favor de los milenial y es que a pesar de los tiempos que les a tocado vivir en los que ver una rendija de esperanza por la que les entre algo de luz a su futuro, todavía son capaces de reinventarse, esto me hace mantener la teoría de que esa generación, o parte de ella, serán los que aporten esperanza a este mundo de cuerdos en el que vivimos.


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